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PARA LOS TRABAJADORES SIEMPRE HAY CRISIS

Es importante poder hacer un análisis desde el anarquismo, claro y a la vez riguroso, de todo lo que está pasando, más aún con todo el ruido que meten diariamente todos los medios de desinformación de masas con el objetivo de que no seamos capaces de dar una respuesta activa, concienciada y organizada. Es por esto que creemos necesario la difusión y presentación de un serio análisis de la crisis económica por parte del Movimiento Libertario, que no es sino la crisis de un sistema criminal e inhumano, la crisis del capitalismo.

A la hora de hacer un análisis de la situación económica actual lo primero que hay que tener claro es que se trata de una crisis estructural del capitalismo, la cual tiene sus causas y efectos y a la que habrá que buscar soluciones. Debemos preguntarnos entonces ¿por qué el Gobierno se empeña en negar la crisis? Evidentemente lo único que pretende, como grupo social privilegiado que es, es eludir todo tipo de responsabilidades del sistema económico y político que están defendiendo, tienen un claro interés por ocultar y negar la evidencia, y falta de capacidad para explicar las crisis (constantes, no periódicas) del capitalismo.

Si se reconociera la evidencia habría que tomar medidas: acabar con él ya que está en crisis, eliminarlo y sustituirlo por otro o adoptar políticas económicas que solucionaran los problemas del conjunto de la población. Ninguna de las diferentes instituciones que sustentan el sistema ha adoptado ninguna medida encaminada a solucionar los problemas del conjunto de la población. Estas instituciones, organismos internacionales y las burocracias económicas que las dirigen (ONU, OCDE, UE, políticos, banqueros, gestores, burócratas, ricos, propietarios,…), cuando defienden determinadas políticas económicas, defienden únicamente su status y sus privilegios personales. ¿Se ha tomado, por ejemplo, alguna medida para combatir las hambrunas que se estiman con un aumento de más de 100 millones de personas anuales? Calculan sus costes ¡y no encuentran financiación posible cuando éstos son equivalentes a las ganancias anuales de algunos gestores del sistema! No encuentran financiación aún cuando en este sistema 6 personas detentan una riqueza equivalente a otros 3.000 millones de personas. ¿Cuáles son las distintas declaraciones frente a la crisis? En ellas jamás aluden a las causas principales, únicamente son aberraciones que suponen un insulto a la inteligencia: “Al final del túnel se verá la luz” llegó a decir el Ministro de Economía, Pedro Solbes. Culpan como responsables de la crisis, por ejemplo, a problemas de Oferta y Demanda, a especuladores y sus operaciones a futuro, o también ¡a países emergentes que de ayer a hoy comen más y por ello generan tensiones inflacionistas! Estas declaraciones responden únicamente a la maldad y perversión moral de quienes las pronuncian, y se lo permiten porque son conscientes del grado de alienación e idiotismo al que han llevado a la población.

¿Qué es lo que ocurre en la realidad? ¿Qué es lo que se nos pretende ocultar? Pues algo muy evidente: el capitalismo está en crisis permanentemente siempre para el mundo asalariado. Y es que somos los trabajadores asalariados los que sufrimos todas las crisis. Este sistema es un sistema dual, injusto y criminal en el que una minoritaria clase opulenta explota y vive a costa de una mayoritaria clase pobre; donde una clase económica dirigente y propietaria domina, controla y manipula al resto de la población. Éste es el estado “natural” de las cosas en el capitalismo, así que cuando se habla de crisis lo único que está sucediendo es que se agudizan todas estas injusticias.

Esto es el capitalismo, no es un modelo para todo el mundo, la opulencia más vergonzante de unos pocos es causa y consecuencia de la pobreza absoluta de millones de personas. Es un sistema económico de muerte, es el capitalismo del desastre donde cada 20-30 años se destruye todo el sistema productivo. A pesar de que el capitalismo impide y niega cualquier posible cambio, éste no es ningún modelo perpetuo, es un modo histórico de producción y explotación más. Y hay que decirlo claramente una vez más, este sistema es una aberración que nos lleva a la destrucción del mundo mediante una crisis económica, ecológica y social. Nos están llevando al matadero con una venda en los ojos (Shakespeare dijo hace tiempo ya que el problema de este mundo es que unos locos gobiernan a unos ciegos).

En la actualidad nos encontramos con un imperialismo económico en el que la guerra por recursos es permanente. Se da una relación simbiótica perfecta entre capital y Estado, entre autoridad, poder, concentración de poder y violencia. La teoría económica en el capitalismo es bien sencilla: ejércitos en el exterior y antidisturbios en el interior. El libre mercado no existe, simplemente nos están mintiendo cuando hablan de él. El contexto político, económico, cultural y ético en el que ocurre esta crisis es el siguiente: Estado en la política, capitalismo en economía y medios de comunicación-desinformación y religiones en lo cultural. Frente a este Dios-Estado-Capital hay que enfrentar la propuesta anarquista (Bakunin): ni Dios, ni Estado, ni Patrón, un nuevo orden ético y social basado en igualdades reales y no formales (igualdad política, social, cultural y económica) nacido de nuestro aporte como seres humanos libres, con dignidad y responsabilidad. Para todo esto es necesario el acceso a la cultura, al saber, la utilización del conocimiento como método de análisis para solucionar nuestros problemas.

Si utilizáramos el método científico de análisis económico de enfrentar a cada tontería que se nos presenta una pregunta, y a cada pregunta una respuesta, para analizar por ejemplo la que se ha llamado “crisis de las subprime”: Se nos cuenta que ocurrió porque se dejaron de pagar, ¿por qué se dejaron de pagar?, porque bajaron los salarios y aumentó el paro, ¿por qué ocurrió esto?, porque muchos recursos económicos se desvían para financiar una guerra, y los que debieran ser gastos para la población se acaban convirtiendo en beneficios para las empresas armamentísticas y petroleras. Así que fácilmente podemos concluir que la crisis de las subprime tiene su origen en la financiación y pago de la Guerra de Irak, que a su vez provoca un aumento del petróleo, que a su vez aumenta el precio de los alimentos, y de este modo, la crisis (y la guerra) se expande al resto del mundo.

Si por otro lado analizáramos la situación en el Estado español veríamos que “nuestra” crisis no ha sido causada por factores internacionales como quiere hacernos creer el Gobierno. Esta crisis es propia de nuestro sistema productivo, de nuestro sistema de desarrollo, propia del capitalismo, es una crisis de sobreproducción. Las claves de esta crisis se entienden perfectamente analizando el sector de la vivienda (casas sin gente, gente sin casa) donde precisamente no pueden acceder a ellas aquéllos que las han construido, y los propietarios son justamente los que no participan en la producción. De este modo el capitalismo se revela como un sistema aberrante, injusto, irracional, basado no sólo en las clases sociales sino también en la propiedad privada que las crea. Éste es un modelo económico que no es modelo en ningún sentido, necesita de una respuesta contundente y ésta vendrá dada por parte de los que sufren, del mundo del trabajo (los mudos hablarán y los sordos tendrán que escuchar).

Las soluciones analizadas desde el anarquismo pasan por la destrucción del capitalismo ya que no es un sistema que se pueda reformar, adoptar o parchear. Pero destruir no sólo el capitalismo sino también sus sostenes (Estado y religiones) e instaurar en su lugar el comunismo libertario. Un comunismo libertario donde se entienda la economía (oiko-nomos) como análisis de necesidades y deseos individuales y colectivos y las formas de satisfacerlas de manera eficiente (trabajo y tiempo), en equilibrio con la naturaleza y bajo dos principios rectores: de cada uno según sus posibilidades y a cada uno según sus necesidades. Para ello la economía debe desarrollarse en una situación política, económica, cultural y social determinada: una organización política sin Estado y sin gobierno, ya que los seres humanos no necesitamos quien nos gobierne; sin capitalismo y sin explotación; en un entorno ideológico y cultural donde guíe la ciencia, la razón y la lógica; en una sociedad con identidad de intereses, no conflicto de intereses, una sociedad de iguales en definitiva.

Para lograrlo tenemos una herramienta de clase útil para todos los trabajadores y trabajadoras: el sindicato. Un sindicato donde poner en práctica los principios del anarquismo y una ética de la sociabilidad buscando siempre una coherencia entre medios y fines. Es en el sindicato donde conseguir un aprendizaje a través de la práctica, ya que para cambiar revolucionariamente la sociedad no caben saltos al vacío. Teniendo esto en cuenta, se puede esbozar cómo podría ser la economía en el comunismo libertario: en cuanto a la moneda, ésta sería eliminada como elemento de acumulación de capital. En una economía libertaria lo que guía la producción es el consumo (se produce lo que se necesita), no como en el capitalismo donde las cosas se producen necesitándose o no. La moneda no tiene sentido como herramienta de acumulación, únicamente es útil como unidad de medida estándar para elaborar las estadísticas que luego guíen la producción y la distribución, y esa tarea la pueden desempeñar por ejemplo las horas de trabajo. ¿Cómo se crearían nuevas fábricas? Por ejemplo, en función de una previsión económica guiada por el consumo, las necesidades o la práctica. Y en cuanto a la relación anarquismo-mercado decir únicamente que el intercambio de productos se puede realizar mediante cajas comunes, grandes almacenes y centros de distribución que distribuyan los distintos productos allí donde se necesiten.

La lucha contra el capitalismo ha de llevarse a cabo en todos los frentes, también en el ideológico, y para esto está también el sindicato; un sindicato que se convierta en una fábrica de ideas, debates,…, donde se planteen soluciones al capitalismo, al Estado y a la religión desde el anarquismo.

Mario Obispo, miembro del Instituto de Ciencias Económicas y de la autogestión (ICEA)

Contacto: iceautogestion.org